Batallando con las Escuelas para Defender la Relación Padre-Hijo

El delicado equilibrio entre la autoridad gubernamental, en este caso, una institución académica para menores, y los derechos parentales se vuelve cada vez más tenso cuando una entidad estatal deliberadamente retiene información crítica sobre un niño a sus padres.

¿Qué profundas preguntas éticas y legales plantea esto sobre cuánto puede intervenir el gobierno en la relación padre-hijo? La relación padre-hijo se refiere al vínculo legal reconocido entre un padre y su hijo, que abarca una amplia gama de derechos, responsabilidades y obligaciones. Esta relación es fundamental para determinar la autoridad parental, la custodia y los derechos del niño. Legalmente, incluye el deber del padre de proporcionar las necesidades básicas del niño, como comida, refugio, educación y atención médica, así como el derecho a tomar decisiones sobre el bienestar, la crianza y la educación del niño.

La ley también reconoce los derechos del niño, incluidos el derecho a la protección, el cuidado y una relación con sus padres, salvo en circunstancias en las que dicha relación pueda perjudicar el bienestar del niño. Varias leyes, incluidas las de derecho familiar, los estatutos de bienestar infantil y los derechos constitucionales, protegen la relación padre-hijo, salvaguardando tanto al padre como al niño dentro del sistema legal.

Las posibles consecuencias de las acciones del gobierno sobre la relación padre-hijo son significativas. ¿Hasta dónde puede o debe llegar el gobierno al crear una división entre padres e hijos para proteger los mejores intereses del niño? Si bien se pretende proteger al niño, tales acciones corren el riesgo de socavar la confianza fundamental central en la dinámica familiar, lo que podría llevar a consecuencias irreversibles que se extienden a través de la unidad familiar y la sociedad en general. El dilema no es simplemente sobre el derecho a la información, sino sobre la esencia misma de la autoridad parental y el papel del gobierno en la vida personal de sus ciudadanos.

La introducción de políticas que exigen la no divulgación a los padres sobre la identidad de género del niño o temas relacionados puede desviar el enfoque de las instituciones educativas de su misión principal: proporcionar una educación integral y equilibrada. Las escuelas fundamentalmente sirven como lugares de aprendizaje donde los estudiantes adquieren conocimientos, desarrollan habilidades de pensamiento crítico y se preparan para sus futuros roles en la sociedad. Sin embargo, cuando las escuelas gestionan aspectos profundamente personales de la identidad de un niño, especialmente sin la participación de los padres, corren el riesgo de diluir su misión educativa. Este cambio podría eclipsar las prioridades académicas con las complejidades de la gestión de la identidad personal, sobrecargando a los educadores que pueden carecer de la formación o los recursos para manejar temas tan delicados.

"¿Estamos presenciando la erosión gradual de la autoridad parental bajo el pretexto de proteger los mejores intereses del niño, o es esta una evolución necesaria en una sociedad que busca la inclusión?"

Este papel expandido de las escuelas en la vida personal de los estudiantes podría llevar a un aumento de la tensión entre las instituciones educativas y los padres. Cuando las escuelas toman decisiones que tradicionalmente caen dentro de la autoridad parental, pueden, sin querer, crear una brecha entre ellas y las comunidades a las que sirven, lo que resulta en una pérdida de confianza y cooperación, esencial para fomentar un ambiente educativo de apoyo y efectivo. El potencial conflicto entre mantener la excelencia académica y navegar por estos complejos asuntos personales subraya la necesidad de una clara delimitación de responsabilidades, asegurando que las escuelas puedan centrarse en sus objetivos educativos principales mientras apoyan el bienestar de los estudiantes de manera que respete los derechos y la participación de los padres. La posible pérdida de confianza es un problema serio que necesita ser abordado.

¿Hemos olvidado también la importancia de usar adecuadamente el consentimiento informado en las decisiones que afectan a los niños? Un principio fundamental en contextos médicos y educativos exige que los individuos, o en el caso de los menores, sus padres o tutores, estén completamente informados y den su consentimiento sobre cualquier decisión significativa que afecte su salud, bienestar o desarrollo personal. Este principio asegura que los padres estén conscientes y participen activamente en decisiones que pueden tener consecuencias a largo plazo para sus hijos. En el contexto de la política del Distrito Escolar de Manchester, la falta de consentimiento informado plantea graves preocupaciones éticas y legales. Al excluir a los padres de discusiones críticas sobre la identidad de género de su hijo o temas relacionados, la política potencialmente infringe el derecho de los padres a guiar y apoyar el desarrollo de su hijo. Esta exclusión puede dejar a los padres sin saber sobre cambios significativos en la vida de su hijo, lo que podría tener profundas y duraderas implicaciones.

El principio de consentimiento informado reconoce que los padres generalmente están en la mejor posición para entender y actuar en el mejor interés de su hijo, dado su profundo conocimiento de la historia, las necesidades y los valores familiares del niño. Cuando las escuelas omiten la participación de los padres en asuntos tan sensibles como la identidad de género, corren el riesgo de socavar este aspecto crucial de la relación padre-hijo. La ausencia de participación y consentimiento de los padres erosiona la confianza entre los padres y las instituciones educativas y coloca al niño en una posición precaria donde puede sentirse atrapado entre autoridades en conflicto. Esta tensión subraya la importancia de asegurar que los padres estén completamente informados e involucrados en decisiones de esta magnitud, protegiendo el bienestar del niño y la integridad de la unidad familiar. Tu papel como padre es insustituible y vital para el bienestar de tu hijo.

Un padre de Manchester, New Hampshire, descubrió que su hijo, cuya identidad se mantiene confidencial, había pedido que se le dirigieran con identificadores personales diferentes de los típicamente asociados con sus características físicas de sexo. El distrito escolar adoptó una política que exige "respeto" por la identidad de género elegida por un estudiante, independientemente de las preferencias de los padres. El Distrito Escolar de Manchester, que incluye 21 escuelas y 12,510 estudiantes en New Hampshire, enfrenta el desafío significativo de mantener un cuidado adecuado para más de 12,000 estudiantes dentro de un presupuesto operativo anual estimado en $190 millones.

El padre alegó, en la corte, que la política de estudiantes transgénero del Distrito Escolar de Manchester viola los derechos parentales constitucionales y estatutarios. El Distrito Escolar de Manchester adoptó la política en febrero de 2021 y exige que todos los programas, actividades y prácticas de empleo estén libres de discriminación basada en el sexo, la orientación sexual o la identidad de género. Esta política asegura la seguridad, el confort y el desarrollo saludable de los no conformistas. No hay información sobre por qué esta política se implementó en 2021 y no décadas antes. ¿Nos están diciendo, sin decirlo, que este tipo de comportamiento se está volviendo común en la asamblea escolar? Si ese es el caso, ¿cómo llegamos aquí? Si a los padres se les dice que la escuela no está dispuesta a informarles sobre la salud mental de su hijo, entonces esto más que probablemente no comenzó en casa y probablemente comenzó dentro del plan de estudios escolar.

Basado en su política, ¿qué más puede ocultar el consejo escolar a los padres? ¿Todo? Supongamos que tu hijo está consumiendo drogas en privado. Supongamos que tu hijo quedó embarazada, en privado. Supongamos que tu hijo ha sido convencido de abortar un embarazo, en privado. El tribunal citó lenguaje del fallo del tribunal de primera instancia respecto a la política del Distrito Escolar de Manchester. Estas preguntas nos llevan a considerar las implicaciones más amplias de la política escolar y estimulan el pensamiento crítico sobre el equilibrio entre la privacidad de un niño y el derecho de los padres a la información.

"[L]a política no impide que los padres observen el comportamiento, el estado de ánimo y las actividades de sus hijos; hablen con sus hijos; proporcionen educación religiosa u otra a sus hijos; elijan dónde viven y estudian sus hijos; obtengan atención médica y asesoramiento para sus hijos; supervisen las comunicaciones de sus hijos en las redes sociales; elijan con quién pueden socializar sus hijos; y decidan qué pueden hacer sus hijos en su tiempo libre. En resumen, la política no limita la capacidad del demandante para criar a su hijo como lo considere adecuado."

En esta declaración, parecen asumir que el padre tiene un control e influencia significativos sobre los diversos aspectos de la vida de su hijo fuera del hogar. No siempre es así. Pregunta a cualquier padre. No todos los niños comparten sus experiencias con sus padres. No todos los niños expresan adecuadamente sus sentimientos, pensamientos o emociones. Esta declaración asume que el padre aún puede cumplir con sus responsabilidades y mantener una relación sólida e involucrada con su hijo a pesar de la política. Si a un niño se le enseña a no compartir esta información con sus padres, esta política podría interpretarse como que impide que los padres se enteren de las actividades de su hijo. ¿Se asume que si un padre pregunta a su hijo cómo le fue en su día, el niño generalmente compartirá? Especialmente si el niño cree que ahora es un no conformista transgénero.

Esta suposición se basa en la idea de que la política en cuestión no infringe fundamentalmente los elementos básicos de la crianza, como guiar el comportamiento del niño, su educación y las interacciones sociales. Si el cuerpo docente escolar anima a los niños a cuestionar su conformidad con lo que la sociedad moderna considera normal, los derechos de los padres se ven infringidos cuando se sugiere al niño que oculte esta información. El tribunal y el distrito parecen creer que la capacidad del padre para observar, guiar y tomar decisiones sobre el bienestar de su hijo sigue intacta, incluso si ciertos aspectos de las interacciones del niño con la escuela u otras instituciones pueden estar regulados por la política. Esencialmente, asumen que el padre conserva suficiente autonomía y autoridad para criar de manera efectiva. El padre solo descubrió esta revelación a través de una divulgación inadvertida por parte de un maestro que el niño había pedido a los maestros y estudiantes que lo llamaran por un nombre típicamente asociado con un género diferente al que se le asignó al nacer. Si el distrito escolar no divulga esta información/comportamiento y se convence al niño de que tome bloqueadores de la pubertad y, eventualmente, de someterse a una cirugía, ¿qué recurso tiene un padre cuando su hijo sale de casa por la mañana como niño y regresa como niña?

Mi pregunta es: ¿qué está apoyando el distrito escolar? ¿Están fomentando este comportamiento? Esto, por supuesto, sería no escrito, un entendimiento entre pares. Como dice el dicho: "Los pájaros del mismo plumaje vuelan juntos". Es probable que el distrito escolar contrate discretamente a aquellos que apoyan la ideología izquierdista/no conformista. Estos ideales no se alinean con los principios conservadores. Una cosa es que un niño declare: "Soy X y no Y", y la escuela lo reconozca para minimizar la interrupción y continuar con la educación del niño. Sin embargo, es completamente diferente si el distrito escolar, con la asistencia del cuerpo docente, planta activamente semillas de duda en la mente impresionable del niño, alentándolo a cuestionar aspectos fundamentales de su identidad a una edad temprana. Lo que típicamente se consideraría una forma de abuso infantil si lo hiciera un vecino, ahora parece estar siendo cada vez más normalizado dentro de una institución gubernamental.

Incluso la Asociación Americana de Psicología ha declarado que las personas no conformistas pueden ser heterosexuales, lesbianas, gays, bisexuales o asexuales, al igual que las personas no conformistas. Sorprendentemente, incluso los heterosexuales pueden ser considerados no conformistas. Entonces, con ese razonamiento, todos son personas transgénero, felicitaciones. Entonces, es perfectamente aceptable que los distritos escolares introduzcan este tipo de razonamiento en sus políticas y planes de estudio. Según la Asociación Americana de Psicología, mientras tengas sentimientos vagos de "no encajar", puedes ser o eres transgénero. ¿Por qué es esto importante? Debemos recordar que la Asociación Americana de Psicología es la organización científica y profesional más grande que representa la psicología en los Estados Unidos. Son considerados el estándar de oro. La Asociación Americana de Psicología mantiene la acreditación para asegurar al público que su programa cumple con los estándares profesionales y científicos que respaldan la prestación exitosa, ética y hábil de servicios psicológicos. La Asociación Americana de Psicología, una organización sin fines de lucro gobernada por un consejo de representantes, tiene una influencia significativa como fuente confiable para el ciudadano promedio. Lo que la APA respalda a sus miembros a menudo lleva el peso de una ley no escrita.

Se podrían implementar soluciones alternativas para abordar las preocupaciones sobre la exclusión de los padres de decisiones críticas con respecto a la identidad de su hijo, asegurando un equilibrio entre los derechos del niño y la participación de los padres. Un enfoque podría implicar el establecimiento de un protocolo de comunicación estructurado entre las escuelas y los padres, asegurando que los padres estén informados y participen en decisiones significativas sobre el bienestar de su hijo. Este protocolo podría incluir chequeos regulares, consultas confidenciales y sesiones de planificación colaborativa donde se respeten las necesidades del niño y los derechos de los padres. Al crear un proceso transparente que incluya a los padres, las escuelas pueden mantener la confianza y apoyar de manera holística el desarrollo del niño.

Otra alternativa podría ser el desarrollo de programas educativos tanto para los padres como para el personal escolar que se centren en comprender y apoyar los temas de identidad de género. Estos programas podrían proporcionar a los padres el conocimiento y los recursos que necesitan para apoyar a sus hijos, al tiempo que ayudan al personal escolar a navegar por estas situaciones complejas con sensibilidad y profesionalismo. Además, las escuelas podrían crear un sistema en el que los padres puedan participar en la elaboración de políticas que afecten a sus hijos, asegurando que estas políticas reflejen una perspectiva equilibrada que considere el bienestar del niño, los derechos de los padres y los objetivos educativos de la institución. Tales esfuerzos colaborativos ayudan a prevenir conflictos y a crear un entorno más solidario para los estudiantes, donde sus necesidades se satisfacen con comprensión y cuidado. Pasamos por esto antes con la educación sexual impartida en las escuelas hace muchas décadas.

A medida que navegamos por este tema complejo y delicado, debemos enfrentarnos a las implicaciones más profundas de las políticas que permiten la retención de información crítica de los padres, particularmente en lo que respecta a la identidad y el bienestar de su hijo. La postura del tribunal y del distrito, aunque tiene como objetivo proteger al niño, plantea preguntas inquietantes sobre el papel del estado en la conformación de la relación padre-hijo. ¿Estamos presenciando la erosión gradual de la autoridad parental bajo el pretexto de proteger los mejores intereses del niño, o es esta una evolución necesaria en una sociedad que busca la inclusión? Las líneas borrosas entre la protección de la autonomía del niño y el socavamiento del derecho de los padres a conocer y guiar a su hijo nos invitan a reconsiderar los límites de la intervención gubernamental en la vida privada. Cuando el estado asume un papel que influye sutilmente pero de manera poderosa en la identidad de un niño, debemos preguntarnos: ¿Dónde trazamos la línea entre la protección y el exceso? Este dilema nos obliga a evaluar críticamente las políticas vigentes y los valores e ideologías que las informan, ya que en última instancia dan forma al tejido de nuestra sociedad y al futuro del vínculo entre padres e hijos.